Seguramente, en más de alguna oportunidad has sentido un olor extraño cuando enciendes la cocina, la estufa o conectas la parrilla al balón de gas. Si bien este aroma puede llegar a ser un poco molesto, es importante que sepas que está ahí por una buena razón.

El gas no tiene olor, sabor ni color en su estado natural, por eso, para que las personas puedan sentirlo en el ambiente, se le agregan pequeñas dosis de un compuesto odorante a través de un proceso controlado y normado. Estas partículas hacen que el gas sea perceptible a nuestro olfato, entregándonos tiempo para actuar en caso de ser necesario.

Es por esto que uno de los lugares más importantes de nuestro Terminal Quintero es precisamente la zona de odorización. En este sector, incorporamos cerca de 24 gramos de este compuesto por cada tonelada de gas, cantidad suficiente para que las personas puedan identificar su presencia. ¿Increíble, no? Mil kilogramos necesitan el equivalente de una pequeña taza de café para que pueda ser percibido rápidamente.

“Para nosotros la seguridad es un valor esencial. Debemos entregarles a nuestros clientes, el gas odorizado con una pequeña dosis de odorante. Utilizamos tecnología de punta para generar la odorización, realizando controles operacionales para dicho proceso”, nos cuenta el subgerente de Operaciones de Gasmar, Alejandro Bizama.

Como una manera de dar más certezas respecto a la seguridad de nuestra operación y el estricto control de emisiones, hemos instalado en este mismo lugar un cromatógrafo. Este equipo de monitoreo continuo es el único de su tipo en Chile y nos permite detectar en forma instantánea la presencia de odorante en el ambiente.

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